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El Ciego de Perales: El Juglar Extremeño que Marcó el Paisaje Sonoro de Sierra de Gata

El Ciego de Perales: El Juglar Extremeño que Marcó el Paisaje Sonoro de Sierra de Gata

El Ciego de Perales: El Juglar Extremeño que Marcó el Paisaje Sonoro de Sierra de Gata

Descubre a Emiliano Martín Susaño, «El Ciego de Perales». Juglar de Sierra de Gata, supo transmitir noticias y folklore extremeño en sus pliegos de cordel.

Guía del contenido

La Tradición del Juglar Ciego en España

La figura del ciego coplero, o rapsoda ambulante, es uno de los elementos más persistentes y fascinantes del paisaje cultural hispano a lo largo de los siglos. En la España de los Siglos de Oro e incluso desde el siglo XV, la aparición de la literatura de cordel impresa supuso un gran impulso para la difusión cultural y de noticias entre la ciudadanía.

Los ciegos, en su mayoría, se convirtieron en los vendedores ambulantes de estos pliegos de cordel, cuya propagación se mediaba a través del recitado y el canto de sus textos. Esta práctica era tan común que se estima que el fenómeno alcanzó dimensiones notables en las principales ciudades españolas a finales del siglo XVI, siendo figuras polivalentes: no solo vendían, sino que actuaban como poetas, cantores y voceros de relaciones (relatos noticieros en verso).

Esta tradición oralizada facilitaba una transmisión exponencial del contenido a todas las clases sociales, a menudo dirigida a un público con frecuencia analfabeto. El ciego-cantor, acompañado a menudo por instrumentos como la guitarra o, en el ámbito rural, la zanfona o rabel, se convirtió en un cronista social y literario vital que marcaba con rasgos indelebles nuestra historia. En este contexto histórico se inscribe una de las voces más entrañables y cercanas a Extremadura: el Ciego de Perales.

Emiliano Martín Susaño: La Voz de Perales del Puerto

En el corazón de la Sierra de Gata, al noroeste de la provincia de Cáceres, Emiliano Martín Susaño emergió como un ilustre continuador de esta estirpe juglaresca. Conocido popularmente como Emiliano El Ciego o, más concretamente, El Ciego de Perales, este rapsoda cacereño fue un juglar de la primera mitad del siglo XX.

Emiliano Martín Susaño, natural de Perales del Puerto, dejó un legado inmaterial de gran valor etnográfico. Sus obras, a menudo publicadas en formato de Nuevo y Curioso Papel o pliegos de pocas páginas, eran la manera más directa para que la población accediera a noticias e historias. La movilidad era esencial para estos artistas, permitiéndoles desplazar su repertorio y servir como fuente de inspiración constante.

Un ejemplo recuperado de su repertorio es un romance dedicado a la terminación de la guerra. En esta copla, impresa por Luis Herrero en Plasencia, Emiliano Martín Susaño expresa la alegría colectiva: “Ya termina el mes de Marzo, ya ríe la primavera y estamos todos contentos porque se acabó la guerra”. Su poesía no solo narraba sucesos, sino que también contenía fuertes elementos de moral y religiosidad, atribuyendo la victoria a la Divina Providencia y al Caudillo Franco, y recomendando a los lectores que evitaran la taberna, ya que el dinero allí gastado era el pan de tus hijos y convertía el hogar en una trinchera.

Además de su función como cronista, su obra refleja un profundo arraigo a su tierra, un sentimiento que pervivió en sus populares versos, como el conocido: “Bendita Sierra de Gata, Bendito sea nuestro suelo, Benditos sean los hombres que en esta Sierra nacieron”.

El Mensaje y la Conservación de un Patrimonio Inmaterial

Los pliegos de cordel y las coplas de ciego como las de Emiliano, aunque a veces tratados con escepticismo por los círculos ilustrados o periodísticos debido a su falta de contraste y exageraciones, cumplieron una función social insustituible. Eran un tipo de literatura popular folletista que, al ser cantada y recitada, llegaba de manera directa a la gente. Este repertorio, además de narrar temas históricos o fantásticos, incluía canciones populares, glosas, villancicos y romances.

Juglar de Sierra de Gata, supo transmitir noticias y folklore extremeño en sus pliegos de cordel

La figura del ciego, por su oficio de artista-vendedor, a menudo buscaba distanciarse de la imagen del mendigo, ofreciendo a cambio limosnas oraciones, canciones, romances o relaciones. En el caso del Norte de Extremadura, figuras como Emiliano Martín Susaño se encuentran entre ese grupo de portadores de la tradición oral cuyo material debe ser urgentemente investigado y recuperado.

Los investigadores y folcloristas extremeños han insistido en la necesidad de recopilar este patrimonio antes de que desaparezca con las generaciones mayores. Hoy, muchas personas mayores de 60 años recuerdan y cantan estas piezas, pero el riesgo de pérdida es clarísimo entre los más jóvenes. La labor de El Ciego de Perales no es solo un recuerdo histórico, sino un testimonio tangible de la tradición musical extremeña, fundamental para la comprensión de nuestra cultura.

El legado de El Ciego de Perales en Sierra de Gata nos recuerda que la música popular y la tradición oral no son meros artefactos del pasado, sino la memoria viva de una comunidad. Su arte, que convertía el verso cantado en el principal vehículo de comunicación y deleite para sus vecinos, es un componente fundamental del patrimonio cultural extremeño. Al rescatar y valorar las coplas de Emiliano, aseguramos que la voz de los juglares, que una vez resonó en plazas y calles de Cáceres y sus pueblos, siga guiándonos a través de la historia y el sentir de nuestra tierra.


Ciegos Copleros y Pliegos de Cordel: La Prensa Ambulante que Moldeó el Folklore Extremeño

Explora la figura del ciego rapsoda, el vendedor ambulante de noticias y romances. Un análisis del patrimonio cultural de la copla y el cordel.

Cronistas de la Calle: El Ciego como Difusor Cultural y Económico

La presencia del ciego en la cultura y la literatura popular española es un fenómeno que se remonta a las raíces de la literatura hispánica, con testimonios que datan del siglo XIV. La aparición de la literatura de cordel impresa a partir del siglo XV supuso un impulso decisivo para la difusión cultural y de noticias entre la ciudadanía.

Los invidentes, a menudo, se convertían en los vendedores ambulantes de estos pliegos de cordel, desempeñando un papel fundamental en la transmisión de la cultura popular. Su oficio no solo era el de vender, sino el de ser poetas, cantores y voceros de relatos noticieros en verso (relaciones), una actividad que alcanzó notables dimensiones en las principales ciudades españolas a finales del siglo XVI.

Esta actividad como artista-vendedor permitía a los ciegos subsistir y, al mismo tiempo, servía como una fuente constante de inspiración para ampliar su repertorio. Distinguiéndose del mendigo, el ciego trueca limosnas por oraciones o coplas, un intercambio que se consideraba digno y una forma honrada de ganarse la vida. El ciego, actuando como un verdadero gacetillero avant la lettre, interpretaba y traducía las noticias, a menudo acentuando los sucesos más hórridos o inverosímiles para someter los sentimientos de su audiencia.

La movilidad era clave en su economía. Los ciegos recorrían geográficamente toda España, acudiendo cíclicamente a ferias o mercados lejanos y, con ello, inundaban el medio rural con un aluvión anual de la tradición transeúnte, llevando crímenes, desgracias y sucesos espeluznantes de la urbe a las aldeas y pueblos.

El Repertorio de Cordel: Del Romance Histórico a la Gacetilla Cómica

El género literario preferido por estos poetas callejeros era el romance (en asonante y en tiras de versos seguidos), aunque también se utilizaban canciones, décimas, seguidillas, quintillas y cuentos. El romance era tan popular que sus temas se aprendían desde la más tierna infancia, usándose los pliegos como material de lectura en el hogar o la escuela.

La métrica más común para la copla es la de cuatro versos de arte menor (generalmente octosílabos) con rima asonante en los versos pares (esquema: -a-a). La temática de los pliegos era inmensamente heterogénea: se anunciaban como «nueva relación», «canción nueva» o «papelito nuevo», e incluían desde romances fronterizos y épicos («Bernardo del Carpio») hasta historias noveladas y asuntos de Santa Religión.

En el contexto de los mensajes ambiguos, los ciegos también difundían nóminas o cédulas contra las brujas y la peste (como la de san Caralampio), prácticas que la Iglesia toleraba bajo ciertas condiciones. Este repertorio se adaptaba a la función, como un Calendario Nuevo y Curioso que aconsejaba sobre la elección de esposa según los signos planetarios y los nombres de las mujeres, prometiendo ayuda a cambio de dinero (o conquibus).

Además de los temas piadosos o históricos, el repertorio incluía piezas de evasión y humor, como el sainete «El Maestro Ruso o Los Celos Vengados» o versos satíricos sobre la función natural del ser humano, como el pliego Virtudes del Cagar, que se reimprimió en múltiples versiones a lo largo de la Península Ibérica.

El Paisaje Sonoro: Instrumentos y el ‘Tono de Ciego’

La capacidad del ciego para atraer a un público amplio y fervoroso no radicaba solo en el contenido, sino en el modo de decir, recitar o cantar, es decir, en su particular tono y en la combinación con el instrumento.

El ciego solía acompañar sus narraciones con un instrumento. Instrumentos como la guitarra o el acordeón eran comunes. En particular, la zanfona (o chinfonía) quedó circunscrita en España a las manos de los músicos callejeros, especialmente los ciegos. Esta predilección se debía a que la zanfona era de sencillo manejo y permitía producir notas constantes (o cantinelas) con el simple movimiento de un manubrio, proporcionando un soporte armónico para la historia narrada. En Extremadura, se documentan contratos de aprendizaje de este instrumento.

El estilo vocal, denominado tono de ciego, era perfectamente reconocible por cualquier persona medianamente avisada. Se caracterizaba por ser un recitado vulgar, que a menudo se describía como «gangoso» o nasal. Las melodías de las coplas y romances se basaban en modelos sencillos: recitativos de dos o tres notas, cantinelas monótonas o melodías «comodines» que eran fáciles de aplicar a distintas letras.

Reflexión: La Urgencia de la Memoria Sonora Extremeña

La figura del ciego coplero, desde el poeta de cordel Gaspar de la Cintera en el siglo XVI en Granada, hasta los juglares modernos como Emiliano Martín Susaño, El Ciego de Perales, ejemplifica cómo la tradición oral ha sido la principal fuente de información, moral y entretenimiento para la gente sencilla de Extremadura.

Hoy en día, a pesar de que la tradición de los ciegos cantores ambulantes perduró hasta bien entrado el siglo XX, existe un clarísimo riesgo de pérdida de este repertorio. Las coplas, como las que exaltan la Sierra de Gata o narran sucesos de la historia reciente, no son meros artefactos, sino la memoria viva de una comunidad. Los investigadores del folklore extremeño han hecho llamamientos urgentes para recopilar este patrimonio antes de que desaparezca con las generaciones mayores de 60 años. El rescate y la valoración de este acervo cultural, desde los romances épicos hasta los simples recitados, es un acto esencial para que la voz de estos portadores de la tradición siga resonando en nuestra historia.

El Ciego de Perales: El Juglar Extremeño que Marcó el Paisaje Sonoro de Sierra de Gata